La Compañía Danza en Cruz, dirigida por Rodrigo Fernández y Valentina Pavez, dio término este domingo último al “Ciclo de Danza Contemporánea” con la obra “Matadero Alma” en el Teatro Municipal de Santiago. Esta 1ª Temporada de danza contemporánea con obras de creadores nacionales independientes e invitados extranjero; se desarrolló en la Sala Arrau del Teatro Municipal a cargo de diversas agrupaciones tanto nacionales como foráneas entre los meses Junio – Agosto, acaparando la atención de sus seguidores. Entre ellas se presentaron City Dance Ensemble de Nueva York, Vicuña-Cáceres, Abundanza, Inercia Emergente y Danza en Cruz.
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Una micro, un recorrido, una urbe, son la ambientación y escenografía que pone el marco a esta muestra radiográfica al alma de los 80’; obra estrenada en el 2007 y repuesta este agosto último. Un logrado equilibrio entre la composición escénica, a cargo de Patricio Pimienta y la acertada coreografía de Valentina Pavez, dan vida a esta pieza de corte dramático, reflejado en crudas imágenes y fuertes remembranzas de un pasado que marcó fuertemente una época de la nación, y que aún hoy día, sigue latente negándose a olvidar. Una atmósfera potente, donde la brutalidad mezclada con tintes de ternura desconcierta. La fluidez de la narrativa temática, la dramaturgia danzada, los ritmos y dinámicas, adentran al espectador a las vivencias contadas por los bailarines, los cuales con un buen desempeño y despliegue técnico en cuanto al movimiento y hondo compromiso dramatúrgico, involucran al interlocutor a través de su danza. El espectador vibra y siente junto a los bailarines-actores aquellas emociones y sentimientos de terror, miedo, angustia, murmuración, persecución, risa timorata y paranoia que a veces raya en lo esquizofrénico. 10 bailarines en escena (6 damas y 4 varones) dan vida a este montaje de la “micro del terror” cargado de imágenes fotográficas, que en ciertos pasajes, nos pareciera estar frente a una proyección cinematográfica. La danza de fuertes contrastes en lo técnico, dinámico y rítmico, logra momentos de gran belleza en sus formas y teatralidad. No hay gesto danzado al azar, toda gestualidad tiene su correspondiente ascendiente en la dramaturgia. Todo movimiento tiene su justificación, no cansa, ni fatiga, aún con lo fuerte de la temática, cautiva y nos hace cómplice de un desenlace tristemente conocido. Los directores Pimienta-Pavez, no ponen filtro alguno a la obra, por lo mismo la carga generada en escena es tan potente como agotadora, pero necesaria para la comprensión de la narrativa.
La danza de los cuatro varones en determinado pasaje de la obra, luce en perfecto fiato y sincronismo. La interpretación contenida de los mismos, genera una atmósfera muy fuerte y potente desnudando la brutalidad a la que puede llegar el ser humano. Las bailarinas componen sus personajes con gran sentido dramático. El desnudo masculino, cargado de simbolismo en la lectura del abuso, el poder y la degradación del ser humano está bien tratado. La modelo en una faceta dual, compone y descompone su personaje con acertados matices y carga emotiva. En síntesis: Patricio Pimienta y Danza en Cruz, una apuesta exitosa, una dupla interesante que debe continuar con nuevos desafíos.
Charles Benner
(Agosto de 2009)
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